Crítica de ‘La balada de Buster Scruggs’: Cuentos del lejano Oeste

Cualquier aficionado al cine de los hermanos Coen sabe que sus películas merecen siempre una oportunidad. En este caso, podemos visionar su último largometraje en la plataforma Netflix para la que ha sido creada, que la aleja de la gran pantalla hecho que se entiende debido a sus peculiaridades. Todo aficionado al western tiene una cinta con los Coen y su última película. Bienvenidos a La Balada de Buster Scruggs.

En este caso nos hallamos ante un largo que supera las dos horas de duración, y para el que los Coen han elegido un curioso formato. Seis historias diferentes relacionadas con el Oeste y una suerte de personajes con su propia historia personal, como si de un libro de cuentos cortos se tratase. De hecho, al iniciar y finalizar cada una de las historias, una secuencia que nos acerca a las páginas de un libro dará fe de ello. Y es precisamente este hecho el que formaliza de manera evidente la calidad de la película en su totalidad.

Con un reparto que incluye a James Franco, Tim Blake Nelson, Tom Waits y Liam Neeson entre otros, los hermanos comienzan su periplo con una primera historia que sorprende tanto por su brevedad como humor. Un personaje que a lomos de su montura y guitarra en ristre aparece como una suerte de presentador de la historia, sin duda la más divertida de todas. Lástima que ocurra lo esperado, y es que no todas las historias despiertan en el espectador el mismo interés ni atesoran la misma calidad. Pero sí conforman una línea argumental de lo que fue esa época, la vida que se vivía y las dificultades y curiosidades de un periodo tan interesante.

Entre la comedia y el drama, los Coen relatan varias historias entre las que personalmente destaco la primera, la protagonizada por James Franco y la bella historia de Alice Longabaugh con una estupenda Zoe Kazan. No desmerece tampoco la del buscador de oro que protagoniza un excelente Tom Waits, con una fotografía deslumbrante a cargo de Bruno Delbonnel. Pero sin duda, lo que se puede decir de La Balada de Buster Scruggs es que como mínimo merece ser vista.

La brillantez de algunas historias contrasta de forma ineludible con la tibieza de otras. Es este el mayor punto flaco de la película y lo que no permite que se alce como una cinta equilibrada, pero seguro que los Coen contaban con ese dato de antemano. Sin embargo, es una notable película menor en la filmografía de los hermanos, que para mí y muchos otros han sido siempre tan irregulares como buenos cineastas.

Otro punto negativo a destacar es el desequilibrio del tempo de las historias. Las dos primeras son francamente breves, mientras que otras pueden hacer perder el interés a más de uno por dilatarse en demasía en el tiempo. Eso sí, el sello Coen está permanentemente adherido a cada una de las entregas y el conjunto en general, ya sea en personajes, diálogos o situaciones. Se trata de una recomendación absoluta a todo amante del western además, ya que su eje central es precisamente ese fantástico periodo de la historia americana.

La película cierra con un último episodio que evoca el terror a la manera de los Coen, pero que lamentablemente no cierra con la fuerza que debiera. De este modo quedamos con un sabor agridulce en el paladar, y a nuestro criterio queda escoger de entre las seis propuestas cual es la que más nos ha encandilado. Personalmente agradezco el formato del film, y queda pensar cómo habría quedado en formato de una miniserie para la misma plataforma, pero hay que respetar la decisión de los creadores.  También es cierto que una película como esta no funcionaría tan bien en la gran pantalla como en la plataforma en la que se estrena, y eso es de agradecer también.

Resumiendo, La Balada de Buster Scruggs es una decente pero irregular entrega de los consabidos hermanos, capaces de crear maravillas como No es país para viejos, o cintas tan prescindibles y extrañas como fue ¡Ave, Cesar!, Es lo que tiene su cine como constante, su  patente irregularidad, capaz de enamorar a algunos y dejar fríos al resto. Sin embargo no tengo reparos en recomendar esta vez su película, y disfrutar con unos cuantos relatos al calor de esa hoguera mientras afinamos nuestra puntería, nos hacemos buscadores de oro, propietario de una función ambulante, veterano guía de caravanas o ladrón de bancos «semiprofesional».

Disfruten sin complejos de una película que tampoco los tiene.

 

 

Miguel Francisco Moreno

 

 

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