Va de series: ‘The Deuce’

Los amantes de las series estamos de tremenda enhorabuena. Vivimos una época en las que plataformas como HBO o Netflix aportan contenido de calidad prácticamente cada semana, y eso se traduce en espectadores felices. A los que somos ya exigentes (me encuentro en ese grupo) series como la que tratamos hoy nos alegran literalmente la vida. Bienvenidos a la Nueva York de los 70, bienvenidos a The Deuce.

Hablar de The Deuce es hablar inseparablemente de un peso pesado como es David Simon. Si ustedes han visto The Wire (la que es considerada por un servidor como la mejor serie de la historia de la televisión reciente, así de claro) sabrán de quien les hablo. Si además tenemos en el equipo de guionistas a un tal George Pelecanos, que trabajó también en la mencionada The Wire, la cosa se pone seria.

Básicamente hablamos de una serie enmarcada en la Nueva York de los años 70, en el que el boom de la pornografía sacudió la ciudad, afectando a la prostitución, el estilo de vida y la ley que se aplicaba, todo a la vez. Siendo una serie coral en cuanto a personajes, siguiendo la estela habitual en las series de Simon (Treme, Show me a hero) tenemos un reparto excepcional. James Franco en doble papel, una impresionante Maggie Gyllenhaal, y toda una cohorte de personajes cada cual con sus matices. Destacan Method Man, Ralph Macchio, Chris Bauer, Margarita Levieva y Emily Meade entre otros.

Desde el primer capítulo podemos apreciar la calidad de la producción. Literalmente estamos en la Nueva York de la década. La caminamos, la olemos, la sentimos. El trabajo de producción en The Deuce está a otro nivel. La música, los locales, la ropa. Son los 70. Las calles, Times Square, las prostitutas en sus esquinas. No puede ponerse una sola pega. Luego están los personajes. James Franco haciendo un excepcional trabajo, siendo tándem con una increíble Maggie Gyllenhaal. Acostumbrados a las producciones de Simon, todo el reparto destaca y tiene sus momentos, algo que se hace notar desde el piloto.

Ponerse delante de The Deuce es un placer a todas luces. Cociéndose a fuego lento, asistimos a los cambios que se van produciendo, tanto en la ciudad como en los personajes. Hay momentos para el humor, bastante negro, la sordidez, la alegría y el dolor. Hablamos de personajes en constante conflicto, como las dos versiones en forma de los hermanos Martino, las sombras de la vida de Eileen, Abigail o Lori, a merced de sus chulos (excepcionales todos los actores de color que les dan vida) o el papel de la policía haciendo un trabajo que vale de más bien poco.

The Deuce es una serie excepcional, de eso no hay duda. Los que hemos visto The Wire la esperábamos con ansia, sabiendo la calidad que iba a atesorar. Sus primeros 8 episodios sólo abren la puerta a momentos que han de llegar, a una industria que subiría como la espuma, a una vida que cambiaba envuelta una ciudad que iba cambiando también. El negocio del sexo se transformaba y los personajes se transforman con él.

La ciudad es un personaje más, como ocurría en The Wire con Baltimore. Todos los personajes luchan por abrirse paso en una Nueva York que no es fácil, y que acoge a cualquier nuevo inquilino como lo barre de un plumazo. Días duros, vidas duras con los cines y los neones como testigos.

No pierdan el tiempo tras leer esta crítica y acérquense a The Deuce. El viaje merece la pena. Una experiencia cinematográfica que supera ampliamente a muchas producciones de la gran pantalla y de la que esperamos segunda temporada cuanto antes. Una serie donde las luces y las sombras tienen su propio lugar, y donde la mirada de un personaje dice mucho más de lo que parece. Si además adoran los 70, están delante de una de las mejores reproducciones de la década que un humilde cinéfilo como yo pueda recordar.

Magnífica.

 

Miguel Francisco Moreno

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