Crítica de ‘Manchester frente al mar’: Fantasmas

Uno de los films que más suenan para los grandes premios de la industria ya está en las carteleras. Una historia de dolor y fantasmas, a cuestas de un sólo personaje que se ve arrastrado a enfrentarse con el pasado y a intentar remontar su futuro. Un viaje catártico de incierto final, pero liberador y realista. Bienvenidos a Manchester frente al mar.

589d182707bab

Dirigida por Kenneth Lonergan, la cinta tiene 6 nominaciones a los Oscar incluyendo mejor actor a Casey Affleck, absoluto protagonista de una historia amarga pero real como la vida misma. Otras 5 nominaciones a los Globos de Oro en la que Affleck se alzó con el galardón y 6 nominaciones mas a los BAFTA son su carta de presentación.  El guión es del mismo Lonergan y la fotografía corre a cargo de Jody Lee Lipes.

Manchester frente al mar es una película que destaca por su dureza. Un drama vital en toda regla, con todo el peso a cuestas de un magnífico Casey Affleck, un personaje que parece arrastrar la vida tras una serie de fatídicos acontecimientos que marcan su personalidad y el rumbo de su vida. El resto del reparto lo completan una excelente Michelle Williams, Kyle Chandler, Luchas Hedges, Tate Donovan, Erica McDermott y Matthew Broderick entre otros.

La película se abre mostrándonos a Lee Chandler (Affleck) como un personaje casi autómata, que trabaja solventando averías domésticas y tiene un aparente dócil carácter que puede cambiar a peor en determinadas situaciones. Un hecho en particular hará que tenga que hacerse cargo de su sobrino adolescente sin tener conocimiento previo de ello. A medida que conocemos más sobre él, caemos en la cuenta del pesado y nublado bagaje que carga sobre sus hombros. Una interpretación sin tacha que podría valerle la estatuilla.

Es cierto que el film en algunos pasajes parece subrayar el dolor de la tragedia, pero eso no hace sino conocer más a Lee y lo que le mueve por dentro. Esto es algo que no será del agrado de todos y que parece innecesario en algunos momentos. Es cuestión de opinión, pero sin duda refuerza el dramatismo de la propuesta.

Manchester frente al mar, que en su traducción al español hace referencia a Manchester by the sea, nombre de la población que Lee se ve forzado a visitar de nuevo, es una película punzante y gélida en su apariencia, pero que esconde un particular canto a la vida en su interior. El azaroso flujo vital en el que no podemos predecir los acontecimientos, la curación interior, ese coloso llamado culpa y esos fantasmas que jamás dejarán de visitarnos y con los que tenemos que compartir camino hacen su aparición durante el metraje del film, que no es breve precisamente superando las dos horas de duración.

Algunos han tildado el largo de Lonegan de telefilme, y puede que no les falte razón. Manchester frente al mar tiene algunas características que lo sitúan dentro de esa categoría, pero se escapa fácil y rápidamente exhibiendo una factura técnica y unas interpretaciones de altura. Y ese mar, lejano y cercano a la vez, que actúa como bálsamo para unas heridas que tardarán en curar, o quizá nunca lo hagan.

manchester_by_the_sea_6648_620x413

El film atesora mucho de lo cotidiano además. Mantiene un tono correcto y trabaja los flashbacks sobre el protagonista con acierto, de manera que nos sentimos plenamente identificados con Lee al final de la película. Incluso la manera de caminar de Affleck dice mucho sobre lo que lleva dentro. Es a menudo lo que no se muestra abiertamente lo que más revela sobre esta historia. Una historia donde cabe el corazón y la lágrima, la esperanza y el dolor, en un inmenso abrazo que acapara a todos. Momento a destacar la escena que comparten Affleck y Williams en un momento clave del film. La inmensidad del mar como catarsis del dolor.

Manchester frente al mar debe ser vista como lo que es en realidad, no un drama de considerables proporciones como parece a primera vista, sino un canto a la esperanza, un faro lejano en la tormenta del protagonista a bordo de su navío particular, donde al final, avista tierra entre oscuros nubarrones.

Ya estamos cerca de casa y dejamos la tormenta atrás.

 

Miguel Francisco Moreno

 

 

Deja un comentario