Crítica de ‘Comanchería’: Malos tiempos

La última película del director David Mackenzie llega a las carteleras. Avalada por la crítica y con unas interpretaciones de lujo, viajamos al profundo sur de Estados Unidos en una carrera contrarreloj en la que, de paso, alumbramos las muchas oscuridades que se suceden entre el polvo y las montañas de Texas. Bienvenidos a Comanchería.

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Rebautizada aquí para no perder la costumbre, Hell or High Water se apoya en un libreto de Taylor Sheridan y cuenta la historia de dos hermanos (Chris Pine y Ben Foster) que se dedican a atracar pequeñas sucursales de bancos para mantener a su familia y librarse de las deudas que han heredado. Por otra parte, tenemos el descomunal trabajo de Jeff Bridges dando vida al  Ranger que debe darles caza. El film ha sido nominado a varios premios entre el que destaca el Globo de Oro a mejor película, guión y actor secundario. La banda sonora, inconfundible por sus acordes, es compuesta por Nick Cave y Warren Ellis y la excelente fotografía es de Giles Nuttgens.

Comanchería, desde su primera escena, traslada al espectador a la aridez y grandiosidad de los paisajes del sur propios de la zona. Es tan seca como directa. Y no muestra nada que no hayamos visto antes, todo sea dicho, pero sí da una potente visión que evoca a la reflexión de lo que ha ocurrido en muchos de los olvidados pueblos de esa zona. La banca ha comido terreno, y las deprimidas zonas sociales no pueden sino rendir pleitesía a la imposición de su rey. La rebeldía de los hermanos que roban a otro ladrón aún mayor tiene su contraposición en el papel de Bridges, ese ranger a punto de jubilarse que es Marcus Hamilton, de vuelta de todo y cansado de su trabajo. El compañero de Marcus en la investigación, Alberto Parker (Gil Birmingham) será el encargado de poner la nota de un humor muy negro siendo el blanco de Hamilton, en unas conversaciones brillantes.

La visión de esa deprimida América tiene su reflejo en Toby Howard, ese padre de familia divorciado al que ahogan las deudas y se ve obligado a convertirse en un fuera de la ley para mantener a los suyos y no perder su propiedad. En este aspecto, Mackenzie da en el clavo mostrando esas sucursales de Texas Midland Bank construidas en medio de esos pueblos fantasma, devorando lo poco que queda a su paso con el firme paso del capitalismo, y haciendo que nos preguntemos quién es el enemigo.

Técnicamente nada se le puede reprochar a Comanchería. una fotografía más que notable, un ritmo lento pero firme en todo momento y un desenlace que luce como ha de ser. Puede recordar a otros films, y ya se han señalado sus similitudes con No es país para viejos, de los hermanos Coen. Salvando las distancias y tocando temas totalmente diferentes, sí que hay puntos en común, comenzando por sus localizaciones.

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La película, aparte de resultar un más que disfrutable vehículo de lucimiento para los tres protagonistas, todos ellos excelentes en sus papeles y destacando un Jeff Bridges que borda un rol a medida (¿cuándo ha estado mal este actor?)es también un espejo para que esa otra América se mire unos instantes y vea donde ha llegado, o mejor dicho, dónde se ha estancado para siempre. Un puñado de escenas donde la acción se impone y hablan las armas en un país donde es legítimo defenderse con una de ellas y cualquiera puede portarlas también tiene su mensaje particular.

Llegados a su desenlace, Comanchería no decepciona. Este western moderno, adusto y seco hasta la médula, nos lleva a su final tras atravesar varias montañas y no pocos obstáculos. Rodado con nervio y con las pausas necesarias, observamos el polvo levantado y sólo podemos sentirnos satisfechos. Una película muy equilibrada, con un mensaje claro y unos actores que no hacen sino redondear la propuesta.

Nos encontramos en territorio comanche, el que una vez perteneció a otra raza. De la misma manera que esas barras y estrellas, que han sido vendidas al mejor postor sin que apenas nadie se diera cuenta, excepto aquellos que se atreven a quebrantar la ley para librarse de la opresión.

Muy recomendable, y  una de las mejores opciones de la cartelera actual.

Miguel Francisco Moreno

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