Cine Culpable: ‘La fuerza de la venganza’

En 1986 el director Sam Fistenberg, responsable directo de otras joyas de los ochenta, filmaba otra cinta con su actor fetiche reuniendo todas las características de sus otras películas. La responsable sería de nuevo la productora The Cannon Group y sus producciones Golan-Globus, que hicieron las delicias de la serie B en su década dorada. Bienvenidos a La fuerza de la venganza.

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Con el tándem Dudikoff-James funcionando a la perfección como en otros clásicos como El guerrero americano, Fistenberg volvía a contar con el héroe de acción para este largometraje. El chico de oro de la Cannon, con una prometedora carrera que no terminó de conocer el estrellato, era el protagonista de esta producción con acción a raudales, una trama y guión bastante dignos, y un sorprendente final.

La fuerza de la venganza se basaba en el guión de James Booth, donde un agente del servicio secreto ya retirado (Michael Dudikoff) investigaba la muerte de un compañero. Ideada como una secuela de Invasión USA, el agente Matt Hunter volvía a contar con la inestimable ayuda de Steve James, aquí como Larry Richards, candidato al senado y punto de mira de una sociedad en la sombra que organiza cacerías humanas en un coto privado. La dinamita estaba lista para explotar mientras nos deleitábamos viendo como nuestros dos tipos duros favoritos volvían a juntarse para repartir justicia.

Tan simple como disfrutable, le trama avanzaba a tiros y golpes (muy recordada la secuencia durante el desfile del Mardi Gras) mientras nuestros héroes avanzaban en su particular investigación. Hunter se vería involucrado del todo cuando su sobrina y demás miembros de su familia fueran también objetivo de los denominados Pentágonos. Las cosas empezaban a ponerse serias para la pareja protagonista.

La película iba a tener como protagonista a otra estrella de la productora como es Chuck Norris, pero la agenda del actor estaba demasiado apretada, por lo que el bueno de Dudikoff fue el elegido para la ocasión. Personalmente lo agradezco, pues Norris ya había copado demasiadas cintas de acción de la década dorada. El fallecido actor James Booth, autor del guión, también se reservaba un pequeño papel en la película como el superior del agente Hunter.

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El verdadero líder de los Pentágonos está interpretado por John P. Ryan, un fanático de extrema derecha con suficiente poder para ocultar la organización en la sombra y elegir a sus objetivos sin problema para darles caza posteriormente. El grupo lo completaban otros miembros, cada uno con su particular estilo de lucha y armas, lo cual se aprovechaba al máximo en el tramo final del film, donde el agente Hunter se veía obligado a adentrarse en los pantanos donde se daba caza a las presas humanas.

Como era de esperar, es en el desenlace donde Fistenberg pone toda la carne en el asador, con Dudikoff luchando por su vida dando cuenta de todos los cazadores que le buscan. Es entonces donde las coreografías de lucha, combinadas con enfrentamientos con armas blancas y de fuego hacen que disfrutemos de la acción en su estado puro. El espectáculo estaba servido, y un servidor recuerda esta cinta alquilada para el sistema VHS con un cariño especial.

Finalmente, un cara a cara mortal y a la antigua usanza entre Dudikoff y el líder en su propia mansión ponía el punto final al film. (En dicha secuencia podemos observar para nuestra desgracia al doble de John P. Ryan sin ningún problema en varios planos, subrayando el carácter B de la producción) para posteriormente terminar con un desenlace abierto en el que Hunter pregunta por el desconocido quinto miembro de los Pentágonos.

Disfrutable de principio a fin, otra película de Cannon llamada a formar filas de la sección que la rememora. Cine culpable sin remilgos ni pudores. Para disfrutar.

Miguel Francisco Moreno

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